martes, 22 de septiembre de 2009

Por más que lo intento

Por más que lo intento, no consigo que me interese nada de lo que él me cuenta.

Hace un par de días me descubrí andando por la calle y escuchándole explicar no sé qué teoría del tiempo, el espacio y la confluencia de ambos en la materia. Él quedó realmente decepcionado al ver que estas palabras no obraban en mi efecto alguno. Lo cierto es que lo único en lo que yo pensaba en esos instantes era en por qué no me había recibido con ninguna palabra afectuosa, un “qué linda estás” o un “tenía ganas de verte”… sino con un “hola, cómo estás, estás de buen humor hoy?”

lunes, 21 de septiembre de 2009

Indicios de locura. Parte I.

No sé si a todo el mundo le pasa. Suelo leer leer una y otra vez los emails que escribo. No sé bien por qué. No es que los lea para corregirlos, o para mejorar el estilo. Es que solo los releo una vez los he enviado. Y no lo hago una o dos veces. Es algo obsesivo, a veces me dura un par de días. Y lo más extraño es que este ejercicio me ofrece cierto consuelo. No sé explicar por qué. No encuentro la razón. Si me da por buscarla, lo primero que imagino es que en ese momento en que releo mis líneas me pongo en la piel de la persona a la que van dirigidas. Y eso me hace sentirme más cerca, menos sola. 

¿No es un poco patético?